Más de alguna vez hemos escuchado a alguien expresarse de manera despectiva hacia el español que hablamos en nuestro país; muchas personas tienden a pensar, erróneamente, que nuestra variante lingüística es incorrecta, porque nos “comemos la S”, porque voseamos, porque somos “muy vulgares”, etc, etc. Sin embargo, esas expresiones son motivadas por el gran desconocimiento que existe sobre la lengua, y cuyo problema no parece interesar a nuestro sistema educativo; muy al contrario, lo fortalece.
Con el deseo de acabar con los mitos que hay sobre nuestro habla y evitar que se sigan propagando ideas que solo terminan afectando la autoestima lingüística de los nicaragüenses, presento algunos aspectos que caracterizan al español de nuestro país:
Aspiración de la S
Contrario a lo que muchos creen, lxs nicaragüenses no nos “comemos la S”, sino que la aspiramos, o dicho lingüísticamente, la glotalizamos; hacemos una pronunciación similar a la J, pero un poco más suave o debilitada. No es lo mismo decir «ejtamos» que «e’tamos»… ¿notás la diferencia?
Esta no es una característica propia de nuestro español, sino que está presente en la mayoría de países de América Latina, e incluso en la zona de Andalucía, en España. No es incorrecto, simplemente es una variación fonética del español.
Voseo
Es más que sabido que en nuestro país prevalece el «vos» como forma de tratamiento, aspecto que comparte con otros países, como Honduras y Argentina. De hecho, Nicaragua es uno de los países más voseantes… aunque nuestro sistema escolar se empeñe en enseñarnos solo a conjugar con el «tú». Y ya que no se nos dice esto en las aulas de clase, vale la pena la aclaración: tanto el voseo como el tuteo denotan solidaridad, confianza y cercanía. Por tanto, vosear no puede ser considerado una falta de respeto, y esas ideas de que “te tuteo porque no te conozco” o porque suena “más elegante”, simplemente están mal.
El uso del artículo “la” ante los nombres propios femeninos
Decir «la fulanita» es una costumbre bastante arraigada en el habla nicaragüense, y que muchas personas rechazan por considerarla de mal gusto, e incluso sexista. No obstante, se trata de una variación de nuestra lengua que nos caracteriza al momento de hablar, y que no debe ser motivo de censura o molestia, ya que no se usa con sentido despectivo.
Este mismo fenómeno es frecuente en otros países de América Central y en Chile, y puede darse también ante los nombres propios masculinos.
Uso de disfemismos y eufemismos
Lxs nicaragüenses tenemos un gran ingenio al momento de llamar a las cosas por un nombre diferente. En ciertos momentos, por querer sonar políticamente correctxs y no violentar la moral, recurrimos a palabras que suenen menos ofensivas, principalmente en temas referidos al sexo, la muerte, la religión y el aspecto físico. El hecho de llamar hermosx a alguien gordx se conoce como eufemismo, definido por el Diccionario de la Lengua Española como una «manifestación suave o decorosa cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante».
Lo contrario del eufemismo es el disfemismo, que también es común en el habla de nuestro país. Hacemos uso de palabras «fuertes» o «vulgares» para referirnos a algo, con el fin de sonar más peyorativos e insultantes. Decir cagón en vez de miedoso, o maricón en vez de homosexual, son solo algunos ejemplos de disfemismos bastante frecuentes en el español de Nicaragua.
La influencia náhuatl
Nicaragua fue el asentamiento de muchas tribus indígenas provenientes del sur y del norte del continente. Nuestro territorio se convirtió en el punto de convergencia de muchas culturas y pueblos, como los Chorotegas, los Subtiavas y los Nicaraos. Sin embargo, fueron estos últimos, de origen náhuatl, quienes dejaron una mayor huella lingüística en nuestro país.
Según Carlos Mántica, la lengua náhuatl impregnó al español de Nicaragua de una serie de elementos léxicos y morfosintácticos que aún siguen vivos en nuestro habla; se trata de un náhuatl oculto del que hacemos uso sin darnos cuenta. De él hemos heredado palabras como chibola, chiltoma, chapa, pacha y chante, así como la costumbre de utilizar imágenes para describir emociones, situaciones o cosas; lxs nicaragüenses somos buenxs haciendo uso del símil, la metáfora, la onomatopeya y los gestos al momento de expresarnos.
Para finalizar…
Considero oportuno aclarar que los aspectos presentados en este artículo son solo a nivel general y de los más sobresalientes en el español de Nicaragua; pero el tema es mucho más amplio y vale la pena ahondar en él, tomando en cuenta que, incluso dentro del mismo país, existen variaciones que caracterizan el habla de cada región.
Solo identificando y reconociendo nuestras diferencias seremos capaces de alcanzar una plena conciencia y autoestima lingüística.
Escrito por Daisy Largaespada
Excelente artículo… 🙂 ya no me siento tan culpable de vosear, tutear, y decir palabrotas jajaja…
Estimado escritos .. me encanto su articulo y es muy constructivo a manera de aclaracion cuando se refiere a los Subtiavas le aclaro que no se dice asi su real nombre es Sutiaba, que es la mescla de la palabra Xuchialt ( Rios de caracolitos negros) y el Latin ABA que significa padre. Los colonizadores en su afan de cristianizar y a nuestra raza indigena no podian pronuncias Xuchialt y al querer un nombre mas catolico agregaron el aba y asi nacio la Palabra Sutiaba, antes nos llamamban Subtiavas porque se creia que existia un Sutiaba en Mexico pero ya se comprobo que solo exite un Sutiaba.
Muchísimas gracias por la aclaración, Carlos.
Saludos.
Que belleza de lengu
Wow sorprendida y a la ves confiada de poder expresafme a lo nica sin sentirme marginada x otras culturas q menosprecian nuestra forma de hablar
Exelente!!, ej cierto, nosotroj loj nicaraguensej, no noj comemoj la «s», maj bien, la sjtituimoj por la «j».
Gracias. Ya me siento mejor, mi platica es correcta, solo un poco diferente. Excelente articulo.