Michel Foucault fue un filósofo francés, abiertamente homosexual, que estudió las instituciones de la psicología, la medicina, el sistema educativo y el sistema penitenciario. Escribió ampliamente sobre la locura, sobre la policía y sobre la ciencia.
Foucault es conocido por sus teorías sobre el «poder», en donde nos demuestra que este no es una acción que se ejerce, en cambio es una relación entre personas y entre instituciones.
Por ejemplo, el sistema educativo tiene poder porque nos dicta lo que tenemos que estudiar y lo que tenemos que conocer. Entonces la educación que nos dan no es «neutral», el conocimiento siempre tiene una agenda oculta. Existen instituciones que perpetúan una manera específica de «saber». Básicamente, Foucault dice que todas las instituciones, la médica, la educativa, la jurídica, funcionan como periódicos de chismes que nos dicen lo que ellos deciden qué debemos saber, aunque no sea cierto.
En su libro La Historia de la Sexualidad, Foucault investiga sobre el sexo. Foucault hace la pregunta: ¿Qué podemos aprender sobre la humanidad estudiando cómo ha cambiado nuestra visión sobre sexo durante los siglos? Al contestar esta pregunta, este libro ha sido instrumental para el desarrollo de la teoría queer, la teoría política, la sociología y el activismo.
Aquí te presentamos un resumen de sus puntos más claves:
1. El discurso sobre el sexo siempre cambia, es fluida y varía de época en época
Para Foucault, las opiniones públicas sobre el sexo reflejan intereses políticos y sociales. A medida que la cultura y la historia cambia también van a cambiar nuestras opiniones sobre el sexo. El sexo, en este sentido, ha tenido diferentes funciones y no siempre se trata de una función reproductiva para parir niños/as.
2. El sexo nunca ha sido tabú
Para Foucault, las sociedades europeas siempre han hablado sobre el sexo. El sexo siempre ha tenido un poder político y social, lo que cambia es cómo hablamos sobre el sexo. El sexo en este caso nunca ha sido tabú, sino algo que siempre se ha hablado. Entonces, el sexo no es algo privado, es algo público. En ningún momento de la historia, como sociedad, hemos silenciado el discurso del sexo.
3. El sexo es un instrumento para mantener el poder y las riquezas
En los años 1700 surgieron las burguesías, y con eso muchas familias que controlaban extensos territorios y abundantes riquezas. Para poder mantener estos territorios y estas riquezas, las familias burguesas organizaban los matrimonios. Esto a veces lo conocemos como «matrimonios forzados» y se trataba de matrimonios específicos que funcionaban para perpetuar el poder y la salud de la familia. El sexo entonces es importante cuando las monarquías tenían que preocuparse de los siguientes herederos del trono. Adicionalmente había una necesidad burguesa de «mantener limpia la sangre» y no combinarla con familias o personas pobres, campesinas, o sucias.
Esto suena muy lejano, pero inclusive en Nicaragua lo vemos. Existen ciertos apellidos y familias que se han mantenido en poder gracias a la organización de los matrimonios. Por ejemplo, como los Chamorros, los Pellas, los Ortega-Murillo, los Somoza, etc. nos muestran cómo todavía vemos el sexo como una relación entre poderes y familias.
4. Al Estado le interesa mucho el sexo
En los años 1800 con la revolución industrial y el crecimiento de las ciudades el Estado comenzó a estudiar a sus poblaciones de maneras masivas. El Estado quería saber cuántas personas vivían en la ciudad y en qué condiciones de vida. Para que el Estado pudiera mantener el orden y la salud de los ciudadanos, el Estado tuvo que estudiar específicamente cuántas nuevas personas estaban naciendo, y así tenían que estudiar la naturaleza sexual de la ciudadanía. Entonces al Estado le interesa mucho el sexo porque es una cuestión política, demográfica y de «seguridad nacional».
5. Surgen las ciencias sociales que estudian el sexo
Al final de los años 1800 surgieron muchas nuevas disciplinas científicas, se consolidaron las Sociologías, las Psicologías y las Ciencias Humanas. Estas nuevas disciplinas tenían curiosidad sobre toda la naturaleza humana y querían estudiarla científicamente. Muchas energías fueron enfocadas en estudiar el sexo «no-tradicional» o las prácticas sexuales «anormales». Aquí las ciencias sociales estudiaron las sexualidades, el lesbianismo, sexo homosexual, la masturbación, las enfermedades sexuales y hasta las posiciones sexuales bajo la justificación de la investigación científica y rigurosa. Con el crecimiento de las ciencias, el sexo se volvió un objeto de estudio, en donde se quería describir científicamente todo lo que involucra la sexualidad y con esto nuevas maneras de hablar y percibir lo que significa el sexo.
6. La revolución sexual de los 70 nos muestra una nueva relación con el cuerpo
En los años 1900 las olas feministas avanzan en Europa y Estados Unidos. Con el feminismo la sociedad comienza a hablar sobre la autonomía del cuerpo, el placer sexual, la relación de poder entre los géneros y lo personal como político. En el periodo de los 70’s y la cultura hippie y pacifista se comenzó a experimentar con las drogas y con la «liberación sexual». La liberación sexual era la idea de que el sexo se puede practicar libremente fuera del matrimonio y también de que el sexo es una práctica empoderante y lleno de placer. Específicamente se consideró una «liberación» sexual porque se tenía la idea de que el sexo era tabú y que estaba encerrada. Liberar al sexo entonces involucra expresar libremente el deseo sexual y así establecer una nueva relación con el cuerpo. Fue en este periodo que Foucault escribe La Historia de la Sexualidad.
El motivo principal del este libro de Foucault era de contrarrestar la idea de que el sexo es algo que siempre hemos reprimido y así contradecir la mentalidad de que el sexo es algo privado, personal y tabú. Lo que Foucault demuestra es que el discurso del sexo siempre ha estado presente, pero de diferentes maneras en distintos puntos de nuestra historia.
Esperamos que este resumen te invite a leer más sobre Foucault y sobre sus teorías, pero ojalá también te invite a cuestionar todos los discursos que consideras «naturales», como la definición de la Justicia, la Democracia, el Estado y la Ciencia.