Cuentan que haces muchos años, en los alrededores de las costas del gran lago Cocibolca, un niño desapareció. Sus familiares se habían dado por vencidos con la búsqueda, hasta que la bruja del pueblo les aseguró que él estaba vivo, en una de las fincas costeras. Cuando los familiares llegaron al lugar, se encontraron con un mono congo que se apartaba de la manada, y les seguía y miraba fijamente. Sin embargo no encontraron al niño. Al día siguiente, apareció muerto un mono con una de sus manos alzada al cielo.
Este escenario aún existe. A 90 kilómetros de Managua, una finca ganadera de 150 manzanas fue convertida en una isla verde: ahí habitan 106 monos congos que conviven con otras 180 especies de fauna silvestre, entre aves, osos hormigueros y otros, además se encuentran 80 especies de árboles.
«Al venir a la reserva, podés presenciar el museo vivo, un concepto diferente donde los animales están vivos y no disecados», comparte Freddy Cruz, director de la Reserva Estancia del Congo.
El aullido del mono: Algo más que un sonido
Al caminar por la reserva se puede escuchar el sonido característico del mono. Su canto es perceptible hasta 7 kilometros de donde es emitido. A través de él expresan su presencia, ubican su territorio y se comunican entre sí. Debido a su sonido prominente popularmente es conocido como «Mono Congo» o «Mono aullador».
Su nombre científico es Alouatta Palliata. De cabeza grande en relación a su cuerpo, unos brazos alargados y unos ojos café oscuro que captan la atención de este animal que genera cierta empatía con las personas.
La dieta del mono congo:
Su dieta es promininente de hojas, especialmente las más tiernas porque son más suaves y le proporcionan más proteínas que las hojas maduras.
Para conservar la vida de los monos congos, así como del resto de fauna presente en esta reserva, se han creado bebederos y sembrado árboles que garantizan el agua y alimentación adecuada.
«Es realmente satisfactorio ver cómo un terreno que hace 20 años era árido y polvoriento hoy es una reserva silvestre abierta a la comunidad, para investigaciones científicas, para practicar ciclismo y para convivir sanamente alrededor de la sostenibilidad. Cuantas más personas nos involucremos en entender que la tierra quiere que la acojamos como madre, dándonos paisajes maravillosos, alimentación, aire, agua y espera que nos comportemos como hijos responsables que la acompañamos, la cuidamos, la escuchamos, más agradecida será la naturaleza con nosotros y es lo que promovemos desde solentiname Tours- Discover Nicaragua», afirma Immanuel Zerger.
Tomá nota:
Si deseas vivir esta experiencia, te contamos que el recorrido por este “museo vivo del mono congo” es de casi tres horas caminando sobre cuatro senderos, que incluye la observación de colonias de monos congos, plantas en peligro de extinción, y diversidad de fauna. En la estancia puede colgar hamacas en los árboles, hacer el recorrido en bicicleta o montar a caballo.
La reserva Estancia del Congo, se ubica en la carretera hacia la playa El Menco, cuya entrada es en el kilómetro 84.8 de la Panamericana sur, seis kilómetros al este o al lago.
Si lo visitas antes de finalizar septiembre, podrás plantar un árbol de mango que será bautizado con tu nombre. Éste dentro de unos 10 a 12 años servirá de alimento a los monos.
Accedé a los paquetes turísticos que oferta Solentiname Tours. Recorrido por los senderos durante tres horas (a las diez de la mañana y dos de la tarde) y tiene un precio de 7 dólares o 200 córdobas.
En la reserva se venden alimentos con productos de la finca y asados. También hay cabañas con capacidad para alojar a 13 visitantes, las que se deben reservar con anticipación. Otra oferta es un recorrido en panga desde El Menco a la Isla Tinajas, por un precio de 15 dólares.
¿Qué esperás?. Hace patria, conociendo las riquezas de tu país.