Aunque lo primero que uno nota en Ceshia son sus colochos, éstos no son su único encanto.
Detrás de esta joven estudiante de psicología, de hablar pausado y grandes ojos negros, se esconde una potente voz capaz de paralizar la Biblioteca José Coronel Urtecho, donde la escuchamos cantar por primera vez, en el marco del Festival de Literatura UCA.
Esa mañana la muchacha de los colochos interpretó una canción sobre un güis, que para nuestra sorpresa, era de su autoría.
Su disciplina, misma que utiliza para escribir un poema cada mañana, la ha llevado a explorar el mundo de la composición de canciones y tomar lecciones de piano por más de 14 años.
¿Cómo empezaste en la música?
Empecé cuando tenía cuatro años. Mis papás me motivaron a recibir clases de piano. Comencé en Banbash pero un año después inicié a recibir clases con mi actual profesora, Siria Bittar. Ella era sub-directora del Conservatorio de Música UPOLI y desde ese entonces es mi profesora de piano. Lo que sé es de lo mucho que ella me ha enseñado.
¿Qué otros instrumentos tocás?
Toco guitarra y ukelele. Cuando cumplí quince me regalaron un saxofón, y no he podido entrar, yo no sé por qué, a mí me fascina, el jazz, no he podido por tiempo, por mis clases, por ingresos económicos y, pues, porque es difícil encontrar un profesor de saxofón en Nicaragua, porque la mayoría tocan en bandas.
¿Y tu favorito?
El piano es lo que más me gusta tocar, siento que tengo esa libertad de moverme como me da la gana.
¿De dónde sale la canción del güis?
La canción del güis es una de mis primeras canciones, la escribí porque cada mañana, a las seis en punto, un montón de güises cantan en el patio de mi casa. Hice la analogía del güis con una persona que conocí hace rato y la quise comparar con el pájaro porque sus ojos son del color de la pancita de los güises.
¿Cómo empezaste a componer?
Fue hasta este año que empecé a escribir canciones, siempre me había limitado a la poesía, yo decía que las canciones no eran lo mío. Fue gracias a Juan [Solórzano, su maestro], él me motivó.
Escribís un poema diario… ¿por qué lo hacés?
Siento que llevo mucho dentro de mí y que es tiempo de sacarlo. Me refiero a que todos guardamos cosas, puede ser una alegría, puede ser un caos, pero la virtud está en convertirlo en arte.
Le encanta la troba, la escucha desde hace un buen tiempo, y le causa gracia la manera en que ha llegado hasta ella, la manera en que ha ido creciendo. «De niña escuchaba a Belinda o RBD, después pasé a lo más roquero, Mago de Öz. Yo pasé por esas etapas, la música es parte de nuestro crecimiento», nos cuenta.
Cuando no está en el área de Cultura, donde pasa la mayor parte de tiempo componiendo, creando o cantando, Ceshia le dedica tiempo a la psicología, carrera que estudia en la Universidad Centroamericana en primer año.
¿Cómo se relacionan la psicología y la música en tu vida?
La psicología es el estudio del comportamiento humano y eso me ha ayudado a comprender por qué reaccionamos y sentimos las cosas. Ha influido mucho en lo que compongo o escribo, porque ya no lo hago desde una perspectiva inocente.
¿Qué planes tenés respecto a la música y la poesía?
Una de mis metas es grabar. Fortalecerme. Tomármelo muy en serio. Juan [Solórzano] me decía que la carrera de músico es una de las carreras que nunca terminan, así como la psicología, siempre se están renovando. Me gustaría que la gente empiece a conocer más mi música, porque lo que yo priorizo es hacer canciones con fundamento, y que la letra sea algo que valga la pena escuchar.
¿Qué cantantes te inspiran?
Alejandro Sanz. Lo escucho desde chavalita, me gusta por su poesía, es como pop/rock poesía. Me gusta mucho Katia Cardenal, actualmente la música nica es lo que más escucho. Desde Camilo Zapata hasta nuevas generaciones como Juan Solórzano. Una persona que he escuchado mucho en los últimos días ha sido Martha Gómez, ¿ya la has escuchado? /No./ Tiene una canción que dice: «y se fue mi niña, y se fue muy lejos. Y su sombra a mí me parece un eco. Y la sueño triste…», [canta en voz baja, como si alguien fuera a molestarse al escucharla cantar].
Ninguno contemporáneo… ¿qué pensás de la generación a la que pertenecés?
Mi generación… [piensa unos segundos]. Es una generación bastante interesante, porque a como encuentro chavalos muy despiertos, muy consientes, inconformes y que eso les permite abrirse a nuevas puertas y buscar caminos a soluciones, también encuentro chavalos muy mediocres. Tal vez la palabra no sea mediocridad, sino miedo, miedo a desenvolverse. Pero confío que en mi generación hay un gran potencial porque este es un país de arte, entonces todos tenemos algo de artista dentro. Hay potencial, pero mucho miedo, concluye.
¿Cómo pueden superar ese miedo?
Aventándose. El mundo es de los que se avientan. Y ahí entra en juego la psicología, reconocerse a uno mismo, aceptarse y ser conscientes de lo que somos capaces de hacer, que es mucho más de lo que pensamos.
Podés seguir a Ceshia Ubau en Twitter como @colochosyletras
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